De acuerdo a fuentes históricas, en 1655 naufragaron frente a las costas
de la isla San Vicente dos buques españoles que transportaban esclavos desde
África. Los africanos náufragos se refugiaron en el terreno montañoso de la
isla. Los documentos británicos que registran el evento, mencionan otro
naufragio ocurrido años mas tarde, en 1675; durante la misma época comenzó
la fuga de esclavos desde las islas vecinas hacia San Vicente, especialmente
desde las plantaciones coloniales de Barbados. San Vicente y Dominica se
convirtieron en territorios neutrales en manos de los caribes.
Los recién llegados africanos convivieron con los caribes insulares a cuya
sociedad se integraron parcialmente participando, inclusive de las
incursiones guerreras de aquellos. En pocos años adoptaron sus costumbres,
estructuras familiares y su lenguaje, el igñeri. Los europeos que se
establecieron paulatinamente, trajeron más africanos como esclavos para que
realizaran la mayor parte del trabajo, especialmente agrícola. Los Caribes
isleños opusieron resistencia en defensa de sus islas pero solamente
lograron conservar dos, Dominica y San Vicente conocida en aquel entonces
bajo los nombres de Yolome o Yurume.
Los europeos en su afán por consolidarse en la región, continuaron atacando
poblados, con frecuencia haciendo cautivos, en su mayoría africanos, que
luego eran puestos a trabajar como esclavos. Muchos de los africanos,
adoptaron la forma local de vida, tomaron mujeres caribes por esposas y
establecieron sus propias familias. Algunas de las costumbres africanas se
preservaron y se mezclaron con las costumbres caribes. Como producto de esta
unión se origina una población nueva, que comenzó a competir por la tierra y
el poder con los caribes.
Actualmente, en Honduras, Guatemala y Belice, se les conoce como Garífunas y
en la isla de Dominica como Karaphuna, la cual se acerca más a la palabra
original con la que se les denominaba. Mas correctamente, se llaman Garinagu.
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